Arte Mexicano en WestConn (en Español)

La documentación de procedencia nos cuenta la historia de cómo una obra de arte puede llegar a donde vivirá en el mundo, y esa historia puede contener suficientes giros y vueltas curiosas que incluso puede llegar a desviar la atención de la historia inicial  de la creación de la obra en sí.

Esta exhibición es un conjunto de arte cuya historia de procedencia comienza en México y por el momento, por extraño que parezca, se detuvo a 2600 millas al norte y este de la Ciudad de México en Danbury, Connecticut.

La inspiración para esta exhibición comenzó en el año 2007 con una pieza de escultura. El entonces director de la biblioteca le pidió al personal de Archivos de la Universidad (WCSU) que retirara de la sala de conferencias una escultura de plástico y madera de tamaño mediano de una figura humana sentada. En vez de deshacerse de la escultura, tal y como se había sugerido, el archivista la agregó a una pequeña colección de arte en el archivo de la Universidad porque al personal de archivo le agradó la escultura.

Al mover la pieza, se reveló una pequeña etiqueta que se encontraba en la base de la escultura, “H.H. Ysenbourg”. Durante ocho años, la pieza formó parte de la decoración de la sala de lectura del Archivo sin mucha importancia, hasta que un ex decano donó su colección de arte a la Universidad. Entre los elegidos para ir a inspeccionar la donación de arte se encontraban los archivistas, quienes al examinar las piezas de arte que el ex decano estaba donando. Descubrieron que eran muy  parecidas a la pieza que se encontraba en la Universidad.

Tras una muy detallada examinación se comprobó que eran piezas de arte realizadas por H.H. Ysenbourg. El mismo artista que realizó la obra de arte que antes se encontraba en la sala de conferencias de la biblioteca. Tal descubrimiento llevó al personal de archivistas a concluir que la pieza que ya poseía la Universidad, probablemente fue donada por el ex decano.

Entonces, ¿Quién fue H.H. Ysenbourg? "Su obra mexicana fue claramente en su momento un agua fresca que no dejó de percibir a los jóvenes artistas" (Antonio Luna Arroyo)

 Herbert Hofmann-Ysenbourg (1907-1973) comenzó su carrera en Frankfurt, Alemania, después de la Primera Guerra Mundial. El joven escultor judío se formó en los talleres de la Bauhaus de la Alemania de Weimar y luego se trasladó a París a finales de los años 20 donde amplió su formación bajo la dirección de Aristide Maillol (1861-1944) Pintor, gravador y escultor francés. El propio Maillol había llegado a París cuarenta años antes desde Rosellón, una pequeña población que se encuentra en la frontera de España y Francia. 

Desde París, Herbert Hofmann-Ysenbourg fue invitado al Museo de Arte Moderno de Nueva York y conoció las obras del pintor mexicano José Clemente Orozco. Considerando las obras posteriores de Herbert Hofmann Ysenbourg, la influencia de Orozco fue significativa. La incorporación del arte visual tradicional mexicano de Orozco con las formas abstractas geométricas mínimas probablemente evocó en  Hofmann-Ysenbourg lo que había visto en la escultura europea contemporánea de su época. Su admiración por Orozco lo llevó a la vibrante comunidad artística en la Ciudad de México en 1939, la cual ya era casa de muchos europeos expatriados.

Según Mary Panzer del Smithsonian: "En la década de 1940, México se convirtió en un imán para los artistas refugiados europeos asociados con el movimiento surrealista, y después de la Segunda Guerra Mundial, los artistas estadounidenses, incluidos muchos afroamericanos, utilizaron el GI Bill para financiar sus estudios en las escuelas mexicanas." 

Antonio Luna Arroyo escribió que Hofmann-Ysenbourg quedó fascinado con la tradición artística de México y la adoptó como su nuevo hogar donde conoció y se casó con una joven estudiante de arte, Kitzia Domenge. Domenge se convirtió en una artista reconocida por derecho propio, principalmente por su trabajo en vitrales, y colaboró ​​con su esposo en la Iglesia de San José del Altillo en Coyoacán, México. La sobrina de Domenge también era una conocida escultora. 

  • "El hombre se expande, alarga sus extremidades y las transforma en masas, en salientes y entrantes, en espacios, en bultos que no pretenden ser más que crítica severa al constructivismo y al afán por determinar al arte en esa búsqueda de la verdad estética." - Alfonso de Neuvillate Ortiz (1970)

Aunque Herbert Hofmann Ysenbourg pertenecía a una generación anterior, su expresión de la forma se alineó con la ”Generación de la Ruptura” que había rechazado el estilo dominante de los muralistas mexicanos por una estética más minimalista, primitiva y moderna. La Generación de la Ruptura marcó la tendencia estilística en México desde la década de 1950 hasta la de 1960 y la obra de Herbert Hofmann Ysenbourg ejemplifica esa tendencia. 

A pesar de su afinidad por la expresión más moderna de la forma, la influencia de la pintura colonial Mexicana continuó en la obra de Hofmann-Ysenbourg cómo experto de arqueología precolombina y el muralismo. Sus obras más populares combinan estéticas tanto del nuevo mundo como del viejo mundo, y su trabajo puede parecer precolombino y al mismo tiempo claramente de la década de 1960. Hofmann-Ysenbourg presentó a través de su arte un México ascendente cuya modernidad creativa y progreso social estaban inextricablemente vinculados.

La colocación de las esculturas de Hofmann-Ysenbourg en espacios públicos de México como la Nacional Financiera y las oficinas corporativas de Supermercados S.A. en la Ciudad de México, son ejemplos de su atractivo a principios de la década de 1960. La combinación de influencias culturales de Hofmann-Ysenbourg fue su propia “estética inmigrante'' que al final es una celebración de la cultura mexicana. -------

Hay poca evidencia de que Hofmann-Ysenbourg alguna vez haya logrado algún reconocimiento fuera de México. La única exhibición conocida en los Estados Unidos es de un crítico del New York Times quien dijo que la exhibición en la Galería Forum en Nueva York: “En muchas de sus piezas hay destellos de un impulso que se congeló al final. Ocasionalmente, sus cabezas de garrote se resisten a una estilización adormecedora para mantener algún tipo de vitalidad formal... un espectáculo decepcionante. (New York Times - 4 de mayo de 1963, pág. L 22- Proquest, 27 de enero de 2018)

Fue casi en la misma época de tal exhibición en Nueva York que el trabajo de Herbert Hofmann Ysenbourg llamó la atención de un joven ejecutivo y químico, el Dr. Al Stewart. No sabemos si el Dr. Stewart, quien vivía en Nueva York en esa época, vio la exhibición, pero parece que visitó la Ciudad de México a principios de la década de 1960.

Dr. Stewart estuvo entre los primeros afroamericanos en convertirse en oficial de la Marina de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Más tarde obtuvo su doctorado en la Universidad de St. Louis, fue el primer afroamericano en hacerlo solo después de que destacados profesores de la Universidad amenazaron con renunciar a menos que se admitiera al Dr. Stewart.

El arte que el Dr. Stewart adquirió a través de su vida es muestra, que desarrolló una verdadera apreciación por el arte mexicano en particular. El Dr. Stewart también participo en el desarrollo y uso de plásticos y la incorporación del material en su trabajo por parte de Hofmann-Ysenbourg probablemente fue lo que despertó su interés. 

Independientemente de cuáles fueron las razones por las que el Dr. Stewart adquirió una significativa cantidad de las obras de Herbert Hofmann-Ysenbourg estas eventualmente terminaron en su casa en Connecticut. Fue en donde el Dr. Stewart se desempeñó como decano de la Escuela de Negocios Western Connecticut State University (WCSU) después de haber pasado gran parte de su carrera anteriormente en Union Carbide.

Dr. Stewart también había adquirido piezas de otros dos artistas mexicanos, Fernando Leal (1896-1964) y Joseph Raskob (1905-1994). Fernando Leal fue originario de la Ciudad de México y originalmente fue conocido como uno de los primeros pintores muralistas que comenzó en la década de 1920. También fue uno de los primeros artistas en utilizar temas indígenas. Joseph Raskob, quien también pasó un tiempo en los Estados Unidos, fue descrito en un artículo del periodico El New York Times por una exhibición en 1959 como un artista nacido en Lituania con estudios en la Ciudad de México.  Dr. Stewart al parecer, también adquirió piezas de estos dos artistas a principios de la década de 1960.

Así, a primera vista, teníamos nuestros objetos para una interesante exposición de arte mexicano recopilados por el Dr. Al Stewart; sin embargo, a segunda vista, nos dimos cuenta de que WCSU posee en sus colecciones otras piezas de la misma época que entrarían en la misma categoría del Arte Mexicano. Los más destacados en esa categoría son una serie de pinturas al óleo de Donald Moss que fueron requeridas para los Juegos Olímpicos de 1968 en la Ciudad de México.

Donald Moss fue un veterano de la Segunda Guerra Mundial y trabajó durante muchos años como un exitoso artista gráfico cuya especialidad eran los deportes. Para los Juegos Olímpicos de verano de 1968, recibió el encargo de crear piezas para materiales promocionales que mostrarán los diseños modernos de las instalaciones deportivas pero que también reflejarán la estética precolombina. Al final de su carrera, Donald Moss enseñó artes gráficas en WCSU y, tras su muerte, donó materiales a la universidad, incluyendo las piezas encargadas para los Juegos Olímpicos de la Ciudad de México.

Estas piezas encarnan las artes gráficas inspiradas por Peter Max en la década de 1960 mezcladas con la visión precolombina de Moss, proporcionando un interesante telón de fondo para la escultura de Herbert Hofmann Ysenbourg. También había una pieza más que decidimos agregar a esta exhibición. Es una pintura psicodélica que pasó años olvidada en un armario de almacenamiento lleno de arte, propiedad de WCSU. Nos preguntamos al azar si también era mexicano. Al igual que la estatua de Hofmann-Ysenbourg en la sala de conferencias de la biblioteca, nos gustó una pieza colorida titulada “Átomo capturado” y la colgamos en la oficina del archivista.

 Lo único que se sabía era que tenía una etiqueta en la parte trasera con el título y estaba firmada por J. Espinosa; al parecer, el departamento de Arte había comprado esta pintura a principios de la década de 1970. El Archivista pudo determinar que la pieza era de Jorge E. Espinosa, un pintor mexicano que a principios de la década de 1970 pintó con una técnica similar a la que se usa para marmolear el papel. Las piezas resultantes que Espinosa hizo de esta manera son una mezcla de lo puramente psicodélico con lo que mejor se puede describir como portadas de pulpa de ciencia ficción. 

La falta de forma de “Captured Atom” es la comparación opuesta apropiada en la exhibición en contraste con la redefinición de la forma de Herbert Hofmann Ysenbourg encarnada en su figura sentada.

 Este conjunto de piezas mexicanas nos habla de la ausencia de fronteras y la persistencia del arte. El hecho de que esta exhibición existe es una ilustración de la capacidad del arte para hablar a través de las fronteras nacionales y temporales mientras nos mueve a admirarla y protegerla.

Finalmente, esta exhibición es una celebración de la coincidencia. Es apropiado alumbrar la luz sobre la cadena de eventos casuales que reunió este material para ser preservado en nuestra pequeña Universidad Estatal en el borde occidental de Nueva Inglaterra porque, después de todo, son las oportunidades de la casualidad por las cuales estamos en el negocio de proveer para nuestros estudiantes.

Credits

Brian Stevens (Archivos de WCSU), Pilar deCola (clase de 2022), basado en una investigación realizada en 2017 por Benjamin Stevens.